UN DOMINGO DE RAMOS EN CONCHAGUA

Así como en muchos pueblos de El Salvador se preparan para recibir la Semana Mayor o como todos le conocemos la Semana Santa. Los Conchaguas no se quedan atrás para realizar diversas actividades en el transcurso de la semana.

La Sociedad de Jesús Nazareno es la Encargada de La Organización de la Semana Santa Junto al Sacerdote de la Parroquia desde el año de 1932 exactamente 92 años, cuando únicamente se hacían viacrucis bajo la dirección del sacristán y se inició con un grupo de 6 a 8 personas. Los primeros hermanos que formaron parte de la Asociación fueron: Silverio Zelayandía Q.E.P.D., Francisco Rovira Q.E.P.D., Julio Rodríguez Q.E.P.D., Catalino Reyes Q.E.P.D., Perfecto Hernández Q.E.P.D., y varios vocales, para el año de 1949 se logra solicitar la presencia de un sacerdote en Semana Santa y fue solicitado por esta asociación a través del sacerdote de La Unión en San Salvador y es así que viene el Pbro. Julio Suazo de origen español a celebrar la Semana Santa con los Conchaguas; sin embargo, por la situación económica no se logró traer otro sacerdote hasta el año de 1951 que se nos envió al Padre Santiago Malayne, Conchagua fue visitado entre 1954 y 1961 en Semana Santa por los Sacerdotes Pbro. Santiago Malayne, Pbro. René Guillen, Pbro. Julio Suazo y Pbro. Francisco Majano, estos padres se les daba una ofrenda de 100 a 200 colones, más alimentación y hospedaje, estos eran cancelados por la sociedad. En 1950 adquieren el cortinaje del templo y se adquiere la urna del Señor para la procesión del Santo Entierro. Actualmente, la sociedad de Jesús nazareno es siempre la encargada de realizar estas celebraciones en la Semana Santa, todo inicia con una planificación con nuestro Párroco y el Consejo Parroquial quienes realizan la agenda respectiva en coordinación con la Asociación de Jesús Nazareno de coordinar quien se encarga de cortar la palma al cerro, quien la resguardará para que no se seque y quien la lleva al lugar donde será bendecida.

Antes la celebración de la Bendición de los ramos se realizaba donde actualmente está el Barrio el Calvario de ahí se salía hacia la parroquia. En tiempos del Pbro. Emilio Rivas, junto al consejo de ese tiempo tomaron a bien, ya que se tenía la ermita de la santa cruz en lo alto del Barrio la cruz se realizará desde ese momento a la fecha la bendición de ramos en el Barrio La Cruz. La palma que se bendecía antiguamente era donada por don Benjamín Torres en la actualidad los encargados de ir a cortas la palma al cerro son los Caballeros de Cristo Rey y se resguarda. Esta palma es de Coyol y en tiempos escasos se da de Palma de Suyate.

El sábado antes del Domingo de Ramos, en horas de la tarde una comisión de la Asociación son los encargados de llevar la imagen del Corazón de Jesús a la Ermita del Barrio la cual es recibida entre cohetes, morteros y cantos por los coordinadores y Directivos del Barrio quienes se encargan de arreglar la imagen y prepararla para la mañana del Domingo de Ramos.

A horas tempranas del domingo los miembros de la Sociedad de Jesús Nazareno se encargan de trasladar las palmas al Barrio La cruz para su bendición dicha celebración inicia con Cánticos Alegres y Con la Bendición de la Palma por parte del Sacerdote, al ser bendecidas los hermanos de la asociación son los encargados de repartir a todos los hermanos que acompañan esta celebración (se regala la palma).

Y desde lo alto del Barrio La Cruz inicia la Procesión del Domingo de Ramos alzando todos sus ramos y entre cantos alegres a ritmo del Bajo, la Guitarra y aclamando fuertemente «Hosanna al Hijo de David» y los asistentes contestan «Bendito el que viene en el nombre del Señor». Al llegar a la Parroquia se comienza con la celebración de la Santa eucaristía donde se narra la Pasión de cristo, al terminar la santa misa se acostumbra a llevar las palmas benditas a los hogares y colocarlas detrás de las puertas en forma de cruz, para la protección del hogar y alejar los malos espíritus, también se utilizan cuando viene tormentas fuertes se agarra una palmita se quema para que la tormenta merme esto nuestros abuelos lo hacen con mucha fe y lo siguen transmitiendo de generación en generación.