UNA PASADA CONCHAGUENSE

Por los años de 1930, en los tiempos que Conchagua, era conocida por su historia y por su encanto, contaban los abuelos que se encontraban personas que podían convertirse en cualquier animal con el fin de asustar a cualquier caminante nocturno que andaban con el afán de comprar licor en la única cantina que había en el pueblo o andaban por algún velorio donde repartían Tamales con Café o andaban de tunantes vigiando a la novia que había quedado de salir cuando sus padres estuvieran dormidos.

En aquella época las personas del norte de La Unión, nativos de otros pueblos que salían en busca de mejorar sus condiciones de vida, se venían para Conchagua, cuando ya se hacían al ambiente compraban sus terrenos y comenzaban la ardua tarea de cultivar las tierras y criaban sus animales que servían para el sustento familiar. De esas personas venía uno de nombre Calistro hombre honrado, trabajador, respetuoso y servicial, que sus dotes de hombre fueron notorias en las Autoridades Locales y no tardó mucho en que fuera citado para prestar su servicio como Alguacil del pueblo.

Sin embargo en el pueblo había un hombre de nombre Crescencio, apodado “Chencho” que era perezoso, delicado que durante su niñez observo a sus abuelos dedicarse a trabajos de encantamiento que no tardó mucho en aprender ese trabajo; durante sus prácticas se dedicó a robar gallinas para comer convertido en un hermoso Gato de Monte y también se dedicó a hacerse otro tipo de animal para darle carrera a los borrachos y a los que les agarraba la noche por andar en algún qué hacer. Se corrió la voz que el nuevo Alguacil y sus ayudantes imponían respeto, cuando estaban de guardia y que al toque del tambor que eran las nueve de la noche nadie tenía que andar por las calles y si lo hacían podían ir a parar a las bartolinas (La Mal Querida y Me Caí de las Nubes) por no respetar la orden. Chencho, al oír esto se decía “Voy a ver si de verdad este alguacil tiene valor, así como encierra a los vagos, voy a ver si puede conmigo, hoy le saldré en el camino”.

Calistro vivía en las afueras del pueblo y tenía que caminar varios minutos, pasando por un camino horrible y oscuro. Cuando salía a su servicio solamente cargaba una hermosa daga de cruz que sus padres le habían dejado al morir. Esta daga le hacía honor a lo corpulento y macho que era Calistro. Un día este se alistó y cargo su lámpara de carburo, su daga y se fue a prestar su servicio, sin saber lo que esa noche le ocurriría.

Chencho también se alistó y se fue a poner cerca del camino a ver si Calistro pasaba al servicio. Efectivamente esté paso confiado en su valor y que el Creador lo cuidada, cuando el reloj de la Alcaldía tocaba las doce de la noche, Calistro se despedía de sus amigos y compañeros, se encaminó a casa, al pasar por uno de los sitios más oscuros del pueblo llamado “La Poza del Chancho”, donde estaba un Árbol de Mora, Calistro sintió algo anormal en su cuerpo y se encomendó al Creador, justo en ese momento se le apareció un enorme Jolote que le bailaba y no lo dejaba pasar amenazándolo con picarlo de repente del matorral salieron otros ocho Jolotes ya grandecitos bailando y rodeaban a Calistro enojados arremetían contra él y querían picarlo, el Alguacil en su mente se decía “Hoy si me llevó la que no me trajo”. Calistro armado de mucho valor empezó a repartir patadas a los jolotes pequeños, el jolote grande se esquivaba las patadas no a si los otros, al fin de tanto pelear, Calistro asesto el golpe con la daga que el jolote bailador fue a dar contra una piedra aturdido por el golpe volvió a la carga y recibió otro cinchazo más fuerte y luego el otro, al fin que el jolote dijo “ya no me pegues hombre”, Calistro dijo “así que los jolotes hoy hablan” y le da otro y otro hasta que todos los jolotes bailadores se fueron en carrera sin buscar el camino. Dicen que Chencho amaneció grave y quebrado unas costillas que de tanto padecer murió. Mientras Calistro continuó con su servicio por muchos años más.

Todo esto sucedió en el Barrio La Cruz de Conchagua hace muchos años. Y cuentan que desde ese día en “La Poza del Chancho”, no volvieron a asustar.

Referencias:

  • Relatos de Abuelos Conchagüenses (Anónimo).

Publicado por KeniaRovira

Soy Kenia Rovira Me considero una persona muy tranquila, Amo la Fotografia, me encanta hablar sobre historia y dar a conocer lo mejor de mi pueblo .Parte de la cultura de los Conchaguas se encuentra en las historias que se narran. Por cientos de años los abuelos de los abuelos han contado historias de nuestro pueblo y en esta oportunidad he creado este blog para dar a conocer la Riqueza de Historias, Culturas y Tradiciones que CONCHAGUA tiene. Espero que cada uno de ustedes viva conmigo todos estas historias y puedan compartirlas con sus familias y amigos. Dios los bendiga.

5 comentarios sobre “UNA PASADA CONCHAGUENSE

  1. Me encanta leer historias. Gracias Kenia. Por aportar a lectura y a cultivarla hoy en día se pierde eso. Pero con tu ayuda muchos niños podrán a retomarla y acerca un ámbito. Bend6yvsiempre pa lante besos y abrazos niña bonita….

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