LA CINQUERA DE CONCHAGUA

Allá por los años 55-58, llegó a Conchagua un grupo de jóvenes cuyo objetivo era fomentar la «Extensión cultural», (un programa de gobierno) pero eran tan dinámicos que contagiaron a los jóvenes de esa época y a muchos señores y mandatarios del pueblo. También había llegado un señor procedente de La Unión (Florentín Villatoro) introduciendo el primer molino de nixtamal y era el renacer de un laborioso pueblo.

Don Tin como le decíamos tuvo la ocurrencia de traer una rocola o cinquera para hacerse de una fichitas más, por cierto la instaló donde ahora es BAZAR XÓCHIL, poniéndole discos de la época ranchera. Esa cinquera sonaba todo el día y no se diga el sábado y domingo, mujeres y hombres le metían el cinco, las mujeres el día de semana a la hora de halar agua de la pila de los leones, los hombres el fin de semana y ya con su cerveza adentro o un trago de guaro El Golfo permanecían el dìa hasta terminarse el jornal de la semana.

Ricardo Salegio, Carlos Artiga y otros extensionistas, se sentaban en el muro de la pila de los leones a conversar sobre la música campirana: el pata rajada, la calandria etc. Y sin decir nada a los lugareños, al llegar a la capital visitaron las emisoras que se escuchaban en el oriente y centro, dándole vida al programa “La cinquera de Conchagua “.

Sonó por muchos años el programa hasta que un día la cambiaron. Yo me hice un adolescente y en la escuela me preguntaban por la cinquera, venían turistas al pueblo y preguntaban por la cinquera, se hizo muy famosa y aún recordamos con cariño a don Tin Villatoro, hombre con visión de futuro, como algunos conchaguenses. Hoy solo se les recuerda, pero dentro de ese recuerdo hay agradecimiento para esa extensión cultural que revolucionó el pensar de los jóvenes.

Referencia :

• Escrito y Relato por: Carlos Argelio Ramirez Torres Q.E.P.D. (19/06/1945 – 24/01/2021 )