PASADA DE PIOQUINTO CON LA SIGUANABA

En los tiempos del cinquiado en Conchagua había un joven de nombre “Pioquinto” y una joven de nombre “María” que comúnmente le llamaban “Maruca”; en un baile Pioquinto le dijo cosas bonitas junto al oído, “Maruca”, al escuchar aquellas palabras tan lindas junto a la oreja, sentía que el corazón se le quería salir de contenta, bailaban pegadito como todos y estrechaban sus cuerpos duritos en una forma disimulada porque la madre de “Maruca” no la perdía de vista en ese baile.

Ella vivía cerca de una ventosa de una tubería de agua donde acarreaba el vital líquido junto con otras jóvenes. Pioquinto vivía más lejos, pero llegaba con otros jóvenes a pasear al lugar y no podía hablarle a “Maruca”, cuidándola de algún joven tunante. Solo podían verse y hablar en el baile.

Un día de tantos de mucho escuchar a Pioquinto; “Maruca” decide aceptar a su primer querer como novio; Pioquinto se sintió muy feliz que le temblaba todo su esquelético cuerpo, al escuchar tan hermosa respuesta. Pero “Maruca” cae enferma de gripe y tenía que tener dieta y ya no fue a baile; mientras Pioquinto se desesperaba por verla y conversar con ella; paso un mes que no la vio y en ese tiempo se iba a la loma que estaba en su terreno a lamentar su desdicha; una de esas tardes contemplando la puesta del Astro Rey (Sol) en ese crepúsculo, se acordaba de “Maruca” su amor su primer querer y casi miraba el rostro de ella en el crepúsculo de la tarde y se iba tranquilo para su casa y dormía feliz pensando que en el próximo baile la miraría; pero no fue así, en el próximo baile “Maruca” no llega por la misma dieta de la gripe y Pioquinto se fue desconsolado para su casa, pero tenía que pasar por la Quebrada de las Trancas donde junto a la quebrada había un enorme y hermoso árbol de Carreto que con sus ramas espesas no dejaba pasar la luz de la luna llena que ese día era.

La sorpresa de Pioquinto fue que al pie del árbol estaba “Maruca” sentada en una piedra, su cabello extendido y se le podía contemplar dos peinetas de oro que le brillaban en su cabellera, Pioquinto se olvidó que eran las once de la noche, se olvidó de su agotamiento por verla y pensó hoy si me la llevo y es mía, nadie me la quitara y le voy a quitar esas dos peinetas de oro, pero la supuesta “Maruca” no se dejó llegar cerquita ella lo llamo hacia un montarral medio despejado que no era el camino y Pioquinto la siguió por donde ella lo llamaba con las manos sin darse cuenta Pioquinto se introdujo tanto en el monte que camino como dos kilómetros y al mucho caminar “Maruca” ficticia se dejó acercar y fue en ese momento que Pioquinto le pidió la primera prueba de amor y al quererla besar le vio un solo colmillo que le salía de la boca y una sola chiche que tenía en el pecho y se dio cuenta de que no era la “Maruca” de sus amores y empezó a clamar asustado a las tres divinas personas y corrió desesperado sin poder hallar el camino a casa, mientras la mujer de las dos peinetas de oro semofaba y se carcajeaba burlándose del enamorado Pioquinto.

Espinado los pies Pioquinto se volvió a casa y no volvió a caminar muy noche por ese camino, con el tiempo Pioquinto y “Maruca” se casaron y formaron un hogar y vivieron felices.

Referencias:

Relatos de los abuelos y abuelas

Foto Wikipedia.

Publicado por KeniaRovira

Soy Kenia Rovira Me considero una persona muy tranquila, Amo la Fotografia, me encanta hablar sobre historia y dar a conocer lo mejor de mi pueblo .Parte de la cultura de los Conchaguas se encuentra en las historias que se narran. Por cientos de años los abuelos de los abuelos han contado historias de nuestro pueblo y en esta oportunidad he creado este blog para dar a conocer la Riqueza de Historias, Culturas y Tradiciones que CONCHAGUA tiene. Espero que cada uno de ustedes viva conmigo todos estas historias y puedan compartirlas con sus familias y amigos. Dios los bendiga.

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